CARNES PREMIUM EL CAPRICHO DE LEON
LA MEJOR CALIDAD LA ENCUENTRAS EN EL GAUCHO
La historia de El Capricho arranca a comienzos del siglo XX, cuando Segundo Gordón, abuelo de José, abre en una cueva que él mismo excavó en la tierra de Jiménez de Jamuz una bodega en la que poder practicar su pasión: la elaboración de vino. En los días de verano hacía también las veces de merendero y las jarras de vino fresco llegaban escoltadas por ensaladas de la huerta, deliciosas tortillas de huevos de corral, queso y embutidos hechos en casa que lugareños y turistas disfrutaban en tardes luminosas que a menudo se alargaban hasta la madrugada. El espíritu de aquellos primeros días está grabado a fuego en las paredes de nuestra cueva, que hoy, como entonces, continúa siendo un lugar para el encuentro, la conversación y el disfrute alrededor de los mejores productos
La vida que el animal llevó en el campo, la alimentación que se le proporcionó y también su carácter influyen en la evolución de la carne, en su untuosidad y su textura, incluso en los matices de su sabor.
El fuego revela todas las virtudes de la carne, descubre los sabores que durante tanto tiempo se fueron fraguando en su interior.
Da sentido al trabajo y el tiempo invertido en el campo y durante el proceso de maduración.
Llegado el momento, todo deberá estar a la altura del esfuerzo realizado. Será necesario preparar una buena brasa de leña o carbón de encina y extenderla por la parrilla.
El proceso de maduración de las piezas puede durar semanas, incluso meses dependiendo de lo que cada pieza requiera. Es preciso conocer la carne y prestar atención a lo que nos va diciendo para saber con certeza en qué momento estará lista para el fuego.
Y en El Gaucho conocemos bien lo que cocinamos.